Puedo decir, y creo que no me equivoco, que el 50 % de los asuntos que se me han encargado hasta ahora para buscar una solución, podían haberse evitado con el simple hecho de acudir a pedir asesoramiento y llevar a cabo alguna medida preventiva.
¿POR QUÉ OCURRE ESTO?
La percepción que nuestra sociedad tiene de la abogacía es claramente reactiva. Se acude al abogado cuando ya no se puede hacer nada para solucionar el conflicto que ya ha surgido, cuando el fuego ya se ha desatado, nunca antes. Craso error.
A veces ocurre por dejadez, por desconocimiento o incluso por ahorrarse la consulta al abogado o por miedo a los honorarios que este les pueda cobrar.
No obstante, les aseguro que sin lugar a dudas, los honorarios del letrado y el coste total del procedimiento SIEMPRE ES MÁS ALTO cuando no nos queda más remedio que iniciar un procedimiento judicial, con la consecuente redacción de la demanda o contestación a la demanda, asistencia a la audiencia previa, asistencia a juicio etcétera…Además de eso, hablar las cosas a tiempo hace que las relaciones sean más sinceras y, al saber todos las reglas del juego desde el principio, suelen ser, aunque parezca contradictorio, más duraderas y cordiales.
Además de todo lo anterior, el sistema actual no es en absoluto suficientemente eficiente ni satisfactorio, es decir, los Juzgados y Tribunales se encuentran colapsados en todos sus niveles y su capacidad de respuesta es lenta y limitada pero es que además los procesos son costosos y no solo a nivel económico sino que también conllevan sin duda un elevado coste emocional a las partes.
Creo que la mayoría de los abogados, y en el despacho puedo asegurar que preferimos siempre solucionar un conflicto de forma amistosa y por supuesto, si es posible, evitar que surja.
A veces, es cierto que eso no es posible, en cuyo caso será necesario usar todas las estrategias y armas posibles en la defensa del cliente pero lo cierto es que normalmente el cliente no quiere un pleito de años, ni una sentencia que diga que ha vencido, el cliente acude al abogado porque quiere una solución a su problema y una solución que sea rápida y eficaz.
Contratando a un abogado de forma preventiva, existen herramientas que pueden solucionar muchos conflictos sin necesidad de hacer pasar al cliente por los vaivenes de un procedimiento judicial.
Contar con un abogado de su confianza al que pueda consultar cualquier duda de forma preventiva no sale caro, es más, merece la pena sin lugar a dudas.
¿A QUÉ CASOS PODEMOS APLICAR LA ABOGACÍA PREVENTIVA?
Hay multitud de situaciones a que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida que son claves y que, sin embargo, a pesar de su importancia, tratamos como un mero trámite formal y a veces con confianza casi ciega en el sistema o en la parte con quien estamos contratando.
Por ejemplo:
- La elección de un adecuado régimen matrimonial sin conocimiento profundo de lo que estamos firmando.
- La compra de una vivienda con tu pareja sin ninguna regulación sobre los posibles problemas que se pueden dar en el futuro.
- El hecho de otorgar testamento o cómo hacerlo,
- Hacer una donación y las consecuencias que puede tener esa operación,
- Otorgar algún poder para posibles situaciones futuras,
- La firma de un préstamo hipotecario o cualquier otro producto bancario,
- La firma de un contrato de arrendamiento sin tener conocimiento de los posibles problemas que pueden surgir y como se solucionarán etcétera.
- En el caso de empresas, la firma de un pacto de socios.
Si todos decimos diariamente “más vale prevenir que curar”… ¿Por qué no lo llevamos a la práctica en muchas de las decisiones más importantes que tomamos en nuestra vida?