Estoy contenta, tremendamente contenta siendo testigo de la vuelta de rosca que está teniendo el pensamiento del consumidor-«españolito de a pie».
Yo creo que estamos atravesando un momento histórico, donde la sociedad de consumo española se levanta y se revela con miles de reclamaciones contra las grandes empresas de sectores oligopolistas y entidades de financiación. La cuestión que me fascina no es el hecho de ganar o perder una batalla, sino la magnifica transición que la sociedad está sufriendo, después de cansarse de padecer cargos, penalizaciones desorbitadas, comisiones injustificadas, en fin… todo lo que han querido y más.
No es cuestión de machacar gratuitamente a las compañías ni entidades (Nunca he sido fan del machaqueo gratuito), sino de que el consumidor español está siendo consciente de sus Derechos y de que puede y debe ejercerlos. Y de que no estamos indefensos como consumidores, que hay una salida, aunque aun queda mucho por recorrer.
Pensemos en las reclamaciones de nulidad de clausulas abusivas, claro reflejo y consecuencia de la crisis económica de este pais, pensemos en las reclamaciones que se llevan a cabo por las asociaciones de consumidores contra las entidades bancarias, compañías telefónicas, compañías de seguros, compañías eléctricas…
Poco a poco estás compañías están aprendiendo a «respetar» al consumidor (Y lo que queda). Véase que Movistar y Orange hace unos meses te cobraban por liberarte el terminal incluso una vez terminada la permanencia, eso ya es historia. Véase que los consumidores están denunciando a las aerolíneas por el cobro de suplementos por llevar maletas, por la aplicación de cargos por pagar con tarjeta, por la aplicación de recargos por no llevar impreso el billete y un largo etcétera. Véase que cientos de españoles han conseguido que las clausulas abusivas de sus préstamos hipotecarios se declaren nulas.
¿Que está pasando? Será verdad eso que dicen de que «la necesidad agudiza el ingenio» y hace que los consumidores sean más críticos y estén cansados de cargos, sanciones, comisiones, vinculaciones o penalizaciones que les «imponen» las grandes empresas. Cada vez queremos conocer más nuestros derechos y luchar por su cumplimiento mediante las reclamaciones.
No es cuestión de blanco o negro, no es un ganar o perder, SE TRATA DE RESPETO MUTUO, DE ACABAR CON EL ABUSO DE PODER, CON LA ATENCIÓN AL CLIENTE NEFASTA, CON LA FALTA DE INFORMACIÓN Y TRANSPARENCIA…
Los unos, ofrecen servicios y productos necesarios y los otros, demandan un producto o servicio que les satisfaga y esta guerra sólo se ganará cuando esa relación se base en la sana competencia, en la transparencia y en el respeto por el prójimo. Vamos, como todo lo demás en esta vida, ¿no?.